No sé si dar explicaciones está demás, si por saber no sé ni lo que piensas. Las dudas me ahogan, a veces incluso me incendian. Explicaciones, intenciones inacabadas y no contrastadas con la supuesta realidad a la que nos enfrentamos. Y no tengo claro si utilizar el
nos. Confusión. Escúchame, escucha. Ahora no tengo claro si soy yo o si es otra, y si lo soy es un problema pero si no, una decepción.Yo me digo, "
tranquila, si no ha acabado bien es que todavía no es el final", pero me suena a desecho barato, residuo. Del repetitivo, de volver al principio de una historia que no sé si quiera cuándo empezó. ¿Acaso ha empezado? Y así me surgen, sumergen, inmersión profunda, todas mis inquietudes y preguntas.
Sinceramente, lo único que necesito es verte. Dudo que creas que me gusta enfrentarme al miedo del que tanto te he hablado otras veces. No me gusta, lo juro. No me gusta la angustia de dar dos pasos y notar que aún no lo tienes claro, no saber qué siento. Y todo, todo por culpa de unos nervios estúpidos que... Que si no eres capaz de comprender... No sé cómo puede salir.
No sé si ésto saldrá.
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