Sé que un día llegué a
París, sé que estuve un tiempo viviendo de prestado, haciendo lo que otros hacen y viendo lo que otros ven. Sé que salías de un café de la
rue du Cherche-Midi y que nos hablamos. Esa tarde todo anduvo mal, porque mis costumbres argentinas me prohibían cruzar continuamente de una vereda a otra para mirar las cosas más insignificantes en las vitrinas apenas iluminadas de unas calles que ya no recuerdo. Entonces te seguía de mala gana, encontrándote petulante y malcriada, hasta que te cansaste de no estar cansada y nos metíamos en un café del
Boul Mich y de golpe, entre dos medialunas, me contaste un gran pedazo de tu vida.
Rayuela, Julio Cortázar.
Siempre recordaré esas dos primeras frases. Siempre.
1 comment:
Me entraron ganas de conocer esa gran parte de su vida :)
Muy bonito
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