Ortega reflexiona en "Meditación sobre la técnica", en especial cuando va acercándose al final del texto, sobre las consecuencias de la técnica en la sociedad, esa técnica que ha elogiado a lo largo de s obra y a la que le da, ahora, un enfoque negativo: ¿Puede la técnica deshumanizarnos? ¿Esclavizarnos? Y sobre todo, ¿puede separarnos cada vez más de nuestros orígenes y desvirtuar la sociedad en un futuro? Estas reflexiones con las que acaba me lleva a relacionarlo con una obra muy peculiar: "Un Mundo Feliz", de Aldous Huxley.
Al poco de sumergirnos en la lectura de "Un Mundo Feliz", nos vamos percatando del tipo de sociedad futura que se nos pinta: Un mundo programado donde todos los seres humanos se "fabrican" in vitro a medida de las necesidades sociales. Las clases sociales son fijas (desde Alfas hasta Epsilones), y cada persona nace para trabajar en sus tareas propias y para ser feliz haciéndolo, sin cuestionarse nada ni tener más pretensiones que ser quien le ha tocado ser. El tema de Un Mundo Feliz no es el progreso de la ciencia en cuanto afecta a los individuos humanos (tema en el que se centra Ortega), sino que va más allá, centrándose en los que entrañan la aplicación a los seres humanos de los resultados de la futura investigación en biología, psicología y fisiología, pues la técnica en estos ámbitos será la que afecte de un modo más decisivo al ser humano. La técnica modificará, por tanto, la sociedad, creando una jerarquía pautada por tu origen.
Por otro lado, uno de los pilares de la sociedad es la economía basada en un consumo predecible y programado. Esta es la base esencial. Deportes caros como el "golf de obstáculos", que requieren equipamiento, forman parte de las actividades de ocio habituales entre el condicionamiento de los ciudadanos de Huxley. Se emplean sofisticados condicionamientos con castas bajas, haciéndoles odiar el campo, el aire libre (para que no les guste pasear ni retirarse gratuitamente), pero se les hace adorar los deportes asociados al campo. Esto hace que únicamente puedan disfrutar de la naturaleza de un modo asociado al consumo, a considerar la sobrenaturaleza como la única naturaleza, la auténtica, y a rechazar sistemáticamente su predecesora. Éste sería uno de los aspectos que reflejan la pérdida de los orígenes, de la Historia de la que habla Ortega, y de cómo la técnica nos ata y esclaviza, llevándonos al consumismo propio de nuestros tiempos, y del siglo XX en general. ¿No es el consumo el motor de nuestro tiempo? ¿No se nos pretende condicionar, por todos los medios posibles, para que nuestra felicidad, nuestras necesidades, nuestros sentimientos, nuestro trabajo... En fín, para que todo esté relacionado con el consumo?
Por último, destacar la última de las consecuencias de la técnica: la deshumanización. En "Un Mndo Feliz" está muy patente, en especial con el contraste entre la figura de El Salvaje y Lenina. El sexo grupal, la promiscuidad, la ausencia de relaciones de fidelidad ni de amor a una persona, conforman otro de los pilares básicos de esta sociedad. Las relaciones filiales, en esta misma línea; los "padres" y "madres", son algo obsceno, fuente de frustraciones y de imperfección educativa. O también que todo el mundo es mantenido joven hasta que es matado sistemáticamente. Y como todos están condicionados para aceptar este hecho, pues no pasa nada. El Salvaje representa la vida en la Reserva, que ha mantenido la "humanidad" característica del ser humano: el odio, la castidad, el romanticismo, el amor puro... Lenina, sin embargo, es la encarnación de la mujer media en la sociedad de "Un Mundo Feliz". Su "condicionamiento" le impide comprender al Salvaje, pues ella ha sido criada en unos valores distintos que critican la humanidad propia de su amigo. ("Cuando el individuo siente, la comunidad se resiente", "Con madres y amantes, con las tentaciones y los remordimientos solitarios [...] no es de extrañar que sintieran intensamente las cosas y sintiéndolas así, ¿cómo podían ser estables?")
Podemos extraer, por todo lo dicho anteriormente, que "Un Mundo Feliz" encierra en sus páginas la distopía que engloba las desventajas del avance de la técnica, desventajas de las que habla Ortega en su Meditación, y que puede que estén más próximas de lo que imaginamos.
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